Para conseguir el objetivo, se ha considerado al responsable de mantenimiento como parte integrante del equipo de
implantación. Por lo tanto, se habrá tenido en cuenta su perfil al elaborar el esquema de formación correspondiente.
Una vez que el responsable de mantenimiento ha recibido la formación necesaria y adquirido una visión global del
sistema que se va a implantar, se le entregan los productos que serán objeto del mantenimiento. De esta manera, obtiene
de una forma gradual un conocimiento profundo del funcionamiento y facilidades que incorpora el sistema, que van a
permitirle acometer los cambios solicitados por los usuarios con mayor facilidad y eficiencia. Se reduce, en
consecuencia, el esfuerzo invertido en el mantenimiento.
Es importante resaltar que la existencia de una configuración del software permite reducir el esfuerzo requerido y
mejora la calidad general del software a mantener, aunque no garantiza un mantenimiento libre de problemas. Una pobre
configuración del software puede tener un impacto negativo sobre su facilidad de mantenimiento.
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