En primer lugar se establece el ámbito de aplicación relevante, objeto de la catalogación, con vista a su futura
utilización. Ejemplo: requisitos, usuarios, objetivos, etc.
A continuación, se fija la información de interés que está asociada a un ámbito concreto y se estructura del modo más
conveniente asociándole un nombre y sus características propias. En algunos casos se recogen aspectos generales que
definen la información a tratar y en otros, se registran elementos que pueden ir variando a lo largo del tiempo o que
se necesitan para realizar la trazabilidad.
Si se considera necesario por el tipo de dominio en el que se esté trabajando, se establecerán los distintos valores
que pueden contener los campos de control.
En función de la herramienta utilizada para realizar la catalogación, se podrán generar informes a medida, analizar el
impacto de un cambio, realizar la trazabilidad, obtener referencias cruzadas a través de matrices y acceder a los
documentos origen de la información, entre otros.
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